En química, una cadena se refiere a una secuencia lineal de átomos de carbono unidos entre sí por enlaces químicos. Las cadenas pueden ser parte de una molécula más grande o pueden constituir la estructura principal de una molécula.
Las cadenas pueden ser abiertas o cerradas. En una cadena abierta, los átomos de carbono están unidos en una secuencia lineal y los extremos de la cadena están abiertos. Un ejemplo común de una cadena abierta es la cadena de carbono en los alcanos, como el butano (C4H10), donde los átomos de carbono están dispuestos en una línea recta.
En contraste, una cadena cerrada forma un anillo o ciclo, donde los extremos de la cadena se unen para formar una estructura cíclica. Los hidrocarburos cíclicos, como el ciclopentano y el ciclohexano, son ejemplos de cadenas cerradas.
Las cadenas pueden ser lineales o ramificadas. En una cadena lineal, los átomos de carbono están conectados uno tras otro en una línea recta. En una cadena ramificada, los átomos de carbono se ramifican a partir de la cadena principal, formando estructuras laterales. Un ejemplo de una cadena ramificada es el isobutano, donde un átomo de carbono está unido a tres átomos de hidrógeno y se encuentra en un punto de la cadena de butano.
Las cadenas pueden tener diferentes longitudes y configuraciones, lo que afecta las propiedades físicas y químicas de las moléculas a las que pertenecen. Además, las cadenas pueden contener otros átomos, como hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y halógenos, que se unen a los átomos de carbono en la cadena principal, ampliando la diversidad de compuestos químicos que se pueden formar.