Científicos de Harvard instalarán su laboratorio en Bolivia

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La Universidad Católica Boliviana, la Embajada de Estados Unidos y otras empresas nacionales financiarán el proyecto.

De la mano del científico boliviano, Mohammed   Mostajo Radji (26), otros cuatro estudiosos de biología molecular   de la Universidad de Harvard (EE.UU) tendrán la misión de despertar la curiosidad de los jóvenes en el campo de la genética a través del primer club de ciencias gratuito en Bolivia.

Desde ese campo, de la medicina de laboratorio, abordaran tres áreas: De las moléculas a enfermedades; la historia entre los datos: encontrando el Boson de Higgs e Iniciativa Empresarial Científica. El curso se desarrollará del 4 al 8 de enero de 2016 en Santa Cruz, en las instalaciones de la Universidad Católica Boliviana.

Así lo confirmó, Mostajo-Radji, a La Prensa, quien dijo que el laboratorio será instalado en la Universidad Católica Boliviana, quien colabora también económicamente al igual que la Embajada de Estados Unidos y otras empresas nacionales. El equipo está integrado por científicos latinos, quienes trabajarán de forma solidaria y aprovechando sus vacaciones de verano.

Esa será la oportunidad, para que estudiantes bolivianos de quinto de secundaria y tercer año de universidad despejen sus dudas en el campo de la genética y se interesen también por otras disciplinas. “Tendrán una semana para   exprimirlos con preguntas”.

 

  EQUIPO Y CURSOS. El equipo está integrado por biólogos moleculares, con distintas especialidades, aunque se espera que completen la lista un químico cuántico (comportamiento de la materia a escala molecular) y un especialista en farmacogenomica (creación de fármacos a medida para cada paciente y adaptados a sus condiciones genéticas).

El experto nos ilustra que la biología molecular fusiona la biología y la química y   “Una vez que entendemos esos procesos biológicos, es fácil poder manipularlo. (…) Por ejemplo en enfermedades,   cuando el (proceso molecular) es deficiente”.

Y es que para este joven cruceño sin ciencia no hay futuro, al menos así lo refleja en su muro de una   red social. “Queremos encender las llamas en ellos. Hay mucho potencial en Bolivia, pero muchas veces queda desperdiciado por falta de orientación”. Por ello habilitaron la página web: www.clubesdecienciabolivia.com

Ahí detallan que los cursos serán intensivos, desde las 9:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde. Tiempo en el que no sólo aprenderán la teoría sino podrán manipular sus genes y hasta diagnosticar enfermedades nativas como el chagas.

  Sólo podrán anotarse en un curso, cada grupo será de diez alumnos, y deberán firmar un compromiso para garantizar su presencia. En caso de cualquier contrariedad, se les pide comunicarse a la brevedad para habilitar a alumnos que queden en lista de espera

Habrá un equipo seleccionador que evaluará las postulaciones, que también se encuentran en la página oficial. El 15 de octubre se iniciará la selección. Esta convocatoria es pública, pero al ser gratuita no cubre gastos de traslado ni hospedaje. Ahora promueven un concurso para nombrar la mascota oficial.

 

  CLUB Y MOTIVACIÓN. El también profesor de Harvard (desarrollo humano y biología regenerativa), recuerda que hace meses postuló la creación de un club de ciencias para beneficiar a Bolivia,   impulsado por los buenos resultados que se lograron en México y Colombia. Además para cambiar la situación de las ciencias.

Dice que en tres años, de instalados estos clubes especializados, en Guanajuato (México) se incrementó el número de estudiantes de 100 a más de 800 estudiantes, con la presencia de 42 instructores que dictan talleres en seis ciudades. Asimismo Colombia requiere de 20 especialistas para   enseñar a sus estudiantes en dos regiones. “No me podía quedar atrás y aplique a fondos del Departamento de Estados Unidos y fueron aprobados”.

¿Se puede ser científico en Bolivia?, su respuesta es afirmativa, asegura que conoció profesionales muy dedicados, aunque lamenta que no se destine un presupuesto mayor al campo científico, de cambiar esta visión: “Bolivia podría ser un monstruo imparable”.

El año que enrumbó su vida a las ciencias, fue en una participación efectuada en el Instituto de Jóvenes Científicos, en Virginia Occidental. Dónde encontró gente con la misma afición, además de codearse con científicos reconocidos. “Conocí dos genetistas que trabajaban en los mecanismos que provocaban enfermedades neurológicas en menonitas”.

De ahí en adelante, su camino se allanó. Estudió Biotecnología y Bio-informática en el Instituto de Tecnología de Rochester, en Nueva York y ahí también cursó   un diplomado en Ciencia, Tecnología y Política. Nueve reconocidas universidades estadounidenses lo querían en sus filas, pero Harvard cumplía sus expectativas salariales y de estudio.   Junto al premio Nobel de Química Roger Tsien, desarrollo un estudio para el diagnóstico del cáncer.

Ahora se dedica tanto a la docencia como a su doctorado en   Biologia Molecular y Celular. Estudia la reprogramación cerebral,   y tiene avances en lo referido a la plasticidad del cerebro (capacidad del sistema nervioso para modificar sus patrones de conexión), pero un contrato de confidencialidad, no le permite dar mayores datos.

Consultado, sobre la creación en Bolivia,   del primer instituto boliviano de Biología Evolutiva o Medicina, dice que está en tratativas, porque es un proyecto de mucha inversión, y espera   que haya interesados en promover las ciencias porque es un buen negocio, prueba de ello es el proyecto del genoma humano que tiene un rédito de 796 billones de dólares (200 veces más de   lo que se invirtió).

“Con la baja del precio del petróleo, todos los países productores están invirtiendo en ciencias, porque es el negocio más rentable. Las ciencias han contribuido   con 2 trillones   de dólares a la economía mundial y muchos países se han dado cuenta del potencial económico”, asegura convencido que el país no debe quedarse atrás, pues Brasil invierte millones en un proyecto llamado Caminar de Nuevo.

 

 

UN INVESTIGADOR BOLIVIANO SOSTIENE QUE LAS MEJORES CHARLAS LAS HA TENIDO EN UN BAR. Mohammed Mostajo, tiene una rutina distinta. Se levanta temprano y siempre se comunica vía teléfono con sus padres Marco Mostajo (beniano) y Khatereh Radji (iraní). Es el mayor de dos hermanos: Nasser y Sasha. Recuerda que salió el 2006 del Colegio La Salle de Santa Cruz.

Al llegar a su oficina coordina sus reuniones y contesta los correos que inundan su cuenta institucional y   privada. Sus clases son al mediodía. Entre la tarde y noche se dedica a sus experimentos que se alargan hasta las 11:00 de la noche.

No es el típico científico, encerrado entre cuatro paredes, por el contrario sus mejores charlas científicas la ha tenido en algún bar y dice que ahora son más modernos y sociables, ya que se relacionan con distintas personas y culturas.

Se adapta con facilidad en los lugares que visita, de Bolivia extraña las salteñas y el churrasco. Pero distrae su apetito con comida hindú y tailandesa. En cambio no hay avances   en el amor: está soltero, pero su corazón abierto a cualquier posibilidad. No se considera serio, salvo cuando habla de ciencia y educación.

Sabe que como buen cruceño no podrá estará en septiembre en la Fexpocruz, ni en noviembre en Beni (aniversario regional), pero desempolvará las maletas en diciembre, para coordinar y organizar la llegada de sus colegas. “He estado 4 veces este año en Bolivia, pero voy por dos o tres días. La última vez el funcionario de Migración me dijo que tenía que organizar mejor mi tiempo”.