El antimonio es un elemento químico que se representa en la tabla periódica con el símbolo Sb y el número atómico 51. Es un metaloide perteneciente al grupo 15, también conocido como los pnicógenos. A nivel químico, el antimonio exhibe propiedades tanto metálicas como no metálicas.
En su forma elemental, el antimonio es un sólido plateado, frágil y poco conductor de la electricidad. Tiene una estructura cristalina única y puede existir en diferentes formas alotrópicas, siendo la más común el antimonio gris. A temperaturas más altas, el antimonio puede fundirse y vaporizarse.
El antimonio forma compuestos químicos con otros elementos, siendo uno de los más conocidos el trióxido de antimonio (Sb2O3). Estos compuestos tienen una variedad de aplicaciones industriales, como en la producción de retardantes de llama, pigmentos, estabilizadores para plásticos, aleaciones y medicamentos.
A nivel biológico, el antimonio y sus compuestos pueden ser tóxicos para los organismos vivos. Por lo tanto, se utilizan con precaución y bajo regulaciones estrictas para evitar impactos negativos en la salud y el medio ambiente.